
María Luisa Bemberg (Buenos Aires. 1922- 1995)

“Me propuse tratar modestamente, desde mi rincón del planeta, de modificar esta imagen y poner mujeres autónomas, lúcidas, básicamente mujeres libres, para que de esa manera, las que están en la platea puedan identificarse con mujeres que les sirvan de ejemplo para crecer ellas mismas.”
Fue una directora de cine y guionista argentina que se destacó como creadora de películas con temáticas referidas a la emancipación y reivindicación de la mujer. Su película Camila fue elegida para competir por el premio Óscar como mejor película extranjera, una de las siete películas que accedieron a una candidatura en la historia del cine argentino.
En 1970, durante la segunda ola del feminismo en argentina, Luisa Bemberg fue una tenaz activista del feminismo; ella junto a Nelly Bugallo, Leonor Calvera y Gabriella Ronconi, fundaron la Unión Feminista Argentina (UFA).
Durante los 70, luisa filma dos cortometrajes de concientización política con respecto al lugar social de la mujer: El mundo de la Mujer (1972), un film de militancia política donde asume por primera vez el rol de directora y nos muestra una aproximación irónica a la feria de la Rural de Palermo, exponiendo productos del mercado femenino, en juego con el montaje y los textos que devienen en parodias y ridículo; y Juguetes (1978), donde reunió entrevistas de niños y niñas de 9 y 10 años para indagar la conducta condicionada e impuesta por la educación, exponiendo que las niñas se orientaban al mundo doméstico, y los niños hacia las actividades creativas, siendo que desde la infancia los estereotipos masculinos y femeninos actúan como cárceles simbólicas de los roles sociales. Nunca se había dicho tanto en tan breve tiempo, estos dos cortos pioneros se constituyeron en dos íconos con vigencia en la actualidad.
En 1981 rompe una vez más el círculo de limitaciones, erigiéndose nuevamente en una figura precursora. Insatisfecha por el sesgo que le imprimían los directores a sus libros, decide filmar sus propios guiones. Tras pasar por el Actor's Studio y la enseñanza de Lee Strasberg, se atreve a dirigir su ópera prima y el resultado se llamó Momentos.
Bemberg fue imponiendo una estética propia, la mirada de mujer con la que había soñado y sin dudas, todas sus películas contienen rasgos autobiográficos. Rebelde, por momentos iracunda, con un enorme afán de conocimiento y un profundo sentido de la independencia, es que ella nunca dejo de ser una trabajadora infatigable, escribió hasta sus últimos días y antes de su deceso, entregó al Museo Nacional de Bellas Artes su pinacoteca personal, una colección de veintisiete obras de maestros rioplatenses, elegida con amor y sabiduría a lo largo de los años.