Periferias

           La serie Periferias, de colores saturados con altos contrastes y equilibrio compositivo, busca crear una atmósfera enérgica de positivismo y actitud de empoderamiento. En esta serie presenté en la pintura a personas tucumanas de mi círculo social que participan activamente en debates y criticas sociales relacionados a la diversidad corporal, siendo éstas, personas que empuñan día a día con ímpetu la Bandera de la Diversidad y el Orgullo y apuntan a una sociedad más integradora e igualitaria, elevando su voz a favor de la libertad y promoviendo un mundo sin fronteras, sin periferias.

Presentándonos ante una visión del cuerpo verdaderamente alejada de la diversidad, es que los estereotipos socialmente marcados por el discurso actual penetran en la persona generándole angustia y soledad, desazón que es provocada por la falta de integración social debido a estándares físicos causados por un modelo de estética dominante.

Frente a una modernidad liquida, una de las pocas cosas que con certidumbre podemos manejar o controlar es nuestro cuerpo, reflejando un lugar corpóreo y seguro frente a la incertidumbre del entorno y mundo que nos circunda. Ahora bien, ¿qué haremos cuando esta incertidumbre cala en nuestrxs cuerpos? Cuando somos conscientes del horror que la sociedad le atribuye a un cuerpo ancho o tal vez a uno excesivamente delgado, horror que en ellos se visibiliza como fuera de su control, son orientados hacia un proceso de reconfiguración del mismo a fin de entrar dentro de los “parámetros corporales más aceptados”, no solo en cuanto a salud, si no también en cuanto a estética. En definitiva, otra incertidumbre más que vemos reflejada en nostrxs mismxs y fabricada en la vida diaria. Justamente habla de un mercado social de los cuerpos, con formas más vendibles que otras, ya que estos hábitos alimentarios más ¨saludables¨ (vale decir que en su mayoría insalubres y altamente restrictivos y exhaustivos) van de la mano con los ideales estéticos dominantes, que intrínsecamente son excluyentes.

No voy a moldear mi identidad y mi cuerpo al estándar que quiere una sociedad. Vamos a moldear al sistema que nos enseña que no somos merecedores de amor ni de respeto y que incluso niega el acceso al trabajo y la salud. Tenemos que ser partícipes activos en derrocar a un sistema que nos oprime por el hecho de ocupar más o menos espacio y después nos niega intentándonos convencer que la clave es el amor propio, cuando en realidad es este mismo sistema de belleza eurocentrista el que no nos deja transitar libremente.