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Sara Bartfeld ( Buenos Aires. 1930- 2017)

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” Este mundo se va al carajo y Latinoamérica es la alternativa. La cultura eurocéntrica no ve el problema, no imagina otro proyecto. El pensamiento latinoamericano tiene la capacidad de conducir un modelo científico tecnológico diferente, en Latinoamérica estamos en condiciones de ser interlocutores de una ciencia que es destructiva y decir ‘no, por acá no va”. 

En 1950 Se convirtió en la primera química nuclear del país. Un año más tarde, comenzó su doctorado y durante casi una década se dedicó a estudiar los hidruros de boro, compuestos usados en la tecnología aeroespacial. Finalmente, obtuvo su título de doctora en 1963.

Trabajó como docente e investigadora en el departamento de Química Inorgánica y Fisicoquímica en la FCEN, que por aquel entonces se ubicaba en la Manzana de las Luces. El 29 de julio de 1966, Sara vivió en primera persona la fatídica Noche de los Bastones Largos. Después de este episodio, muchas personas tuvieron que exiliarse y Sara no solo no se fue, sino que se aseguró de que quienes dejaban el país lo hiciesen dentro de Latinoamérica. Ya que para ella era fundamental que quienes partían no lo hicieran hacia los países centrales y se encargó de que se rearmaran los grupos de investigación en el exilio, para que no se perdieran las líneas de trabajo que estaban floreciendo antes del sangriento episodio.

Con quienes se quedaron, creó el Centro de Estudios en Ciencia. También ocupó un lugar destacado en el consejo directivo del Centro Editor de América Latina, creado por Boris Spivacow, y en el Centro de Planificación Matemática dirigido por Oscar Varsavsky.

Sara vivió defendiendo la bandera de la democratización del conocimiento. Para ella, la participación de toda la sociedad en las decisiones científicas era una prioridad. Para garantizar este diálogo, para lograr que la ciencia tuviera identidad y valor social, sostenía que un punto clave era el de la evaluación científica. Por lo que propone crear revistas científicas locales y otorgar mejores puntajes a quienes publicaran en ellas. También sugirió dar puntos extra a quienes dedicaran parte de su tiempo a la divulgación científica, en pos del objetivo fundamental de comunicación con la sociedad.

Sara falleció el 28 de mayo de 2017, pero su lucha sigue presente en jóvenes que buscan sacar la ciencia de los laboratorios y llevarla a las calles, a los pueblos, a los barrios, donde están las comunidades a las que debe responder y defender.

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